Suor Ernestina (Giuseppa) Piloni, donna semplice, dolce, mite e serena
11 Gennaio 2021136° anniversario di Fondazione (por)
23 Gennaio 2021“…puedan ser siempre el decoro el buen exemplo de las hermana”
Hermanas queridas,
nuestra vida de mujeres consagradas al Amor de Dios nos purifica, nos salva y nos conduce a la santidad. Con afecto filial queremos agradecer a nuestra querida Madre Francisca, la fuerza de ‘su don carismático’ y sentirnos cada vez más unidas dando gloria al Buen Dios mientras espe- ramos su canonización.
Somos hijas de una ‘gran Madre’ y todas sabemos que, aunque el tiempo pasa velozmente y el cansancio se hace sentir, Dios nos renueva permanentemente con su Gracia por medio de la comunión fraterna y de la Iglesia. El reflejo del gran Amor que todas llevamos en el corazón, nos da la fuerza y el coraje de vaciarnos para poder hacer lugar a la bondad y a la misericordia divina. Él es quién nos sostiene y nos da el gozo de vivir por medio de una ‘juventud’ que no tiene límites: la fuerza y la belleza de su amor. Sí hermanas, todas nosotras podemos mantenernos ‘jóvenes’ solo con la fuerza del amor que somos capaces de donar y viviendo la relación y el afecto fraterno que tantas veces olvidamos: “de corazón las saludo y las bendigo, y les agradezco tanto vuestra satisfacción por haber sido reelecta en mi cargo, continuaré siempre a tener por mis queridas hijas un gran afecto” .
Madre Francisca nos ha hecho nacer al Mundo y a la Iglesia para donar con nuestra vida la presencia de Jesús, para que su rostro, sus palabras, sus gestos continúen recorriendo los caminos de la humanidad. Hoy, como siempre, nuestra profecía de Hermanas Capuchinas es la vida fraterna. Un estilo de vida posiblemente sereno y fraterno, para vivir “santamente unidas en la concordia y en la reciproca caridad, permaneciendo todas unidas en el dulcísimo corazón de Jesús” (cfr. Const. 44). Agradecemos el Señor el poder continuar la profecía de la comunión y del vivir juntas, ayudándonos y sosteniéndonos ya sea en los tiempos de gozo que en los de sufrimiento; en particular en este año del COVID 19 que ha marcado de modo indeleble al mundo.
Hermanas, es por esto que estamos llamadas a preguntarnos sabiamente si nuestro modo cotidiano de vivir deja ver la forma y la fuerza de la vida de Jesús en la castidad, la pobreza y la obediencia. Queridas hermanas es fundamental que nos preguntemos: ¿Qué don de gracia estamos llamadas a llevar en este tiempo de crisis que quiere simplemente “confinar” nuestras elecciones y cerrarnos a un futuro de gracia, de bendición y de esperanza?
Unidas en un solo corazón y una sola alma rezamos al Espíritu Santo para que a pesar de las dificultades nos ayude a abrirnos a un futuro cargado de esperanza y de bendición. Confiémonos al Espíritu para que nos sostenga y nos llame a superar los obstáculos que nos impiden vivir nuestra común pertenencia a Cristo. En Él y por Él, a pesar de la distancia, sintámonos más unidas, todas hijas y hermanas de una Santa Madre.
Rezamos para que más allá de las dificultades de nuestra vida, causadas por la diversidad en fraternidad, nos sintamos llamadas cada día a ser miembros vivos del mismo Cuerpo. El Señor nos ha llamado a ser suyas, para vivir juntas una tarea bien precisa: realizar su obra de amor y misericordia en el mundo, como hijas de nuestra ‘santa Madre’. “ … permanescan santamente unidas y gozarán de la paz del corazón, vuestras almas se elevarán más claramente hacia el Bien supremo y cumplirán vuestros deberes con amor y solicitud” (MFR).
Hermanas, en la certeza de que la Madre Francisca nos acompaña cada día con su mirada amorosa, queremos acoger su invitación a amarnos siempre con la ayuda mutua, la caridad y la oración fraterna.
¡Buena fiesta a todas!
Suor Carmen Cimarolli
Madre generale